En base a un artículo de René Delgado, periódico Reforma, 8 de enero 2011 titulado Crimen: inercia o cambio.
URGE UN ACUERDO NACIONAL:
Hay un riesgo en el futuro que debemos evitar, la incertidumbre en México crece, el ambiente de preocupación va en aumento. La verdad es que prevalece la angustia, la sensación de falta de rumbo y creo que lo que debemos de hacer es, entre todos, establecer con claridad a dónde queremos ir, no como partido sino como país, y para eso es importante un acuerdo de esta naturaleza, y esto es lo urgente Una vez puestos de acuerdo hacia dónde queremos llegar, discutamos entonces cuáles son las políticas públicas que nos permitan llegar año con año a esa meta y, entonces, estas políticas en lugar de ser propuestas aisladas de partidos se podrán convertir en verdaderas políticas de Estado. Palabras de Felipe Calderón al entonces Presidente Zedillo donde lo instaba a construir un acuerdo para la transición y la gobernabilidad, septiembre 1998.
¿Qué fue de aquel Calderón que, ahora, no escucha ni el eco de su dicho? Se pregunta René Delgado.
La mentira, el engaño a los ciudadanos, es la inercia de la política mexicana. Se nos ofrece, por ejemplo, ser presidente del empleo, y de buenas a primeras, se convierte en presidente de una guerra que jamás fue consultada con los ciudadanos. De hecho, lo que los ciudadanos pedíamos, exigíamos, era paz y seguridad. Y hoy las cosas están más inseguras y violentas que nunca.
Se le echa la culpa de la violencia a la izquierda partidaria, sin reconocer que la derecha fue la que sembró el rencor y el miedo, primeramente. La violencia es la escala del miedo. La guerra sucia del 2006 es el germen de la sangre regada por todo el país en los últimos cuatro años.
Estamos en guerra.
Basta ver en el internet los comentarios de los ciberlectores en las páginas de los periódicos, para observar que la confrontación provocada en el 2006 todavía prevalece entre una buena cantidad de mexicanos. Y es a muerte. Son palabras llenas de odio y racismo. Intolerancia, llevada a fanatismo, de ambas partes.
Y la verdad es que son una minoría.
Son parte de esa minoría, cada vez menor, que siguen creyendo que alguien más resolverá su vida. El voto duro de los partidos. Ya no más del 20% de la población total, por cierto. Y por suerte.
¿De verdad tenemos que seguir en guerra, todos, por las fobias y complejos de Calderón y López Obrador?
Estamos a un abrazo de lograr el acuerdo nacional, y ponernos en paz. Ellos dos no se lo han querido dar, no han tenido los tamaños, por ello tenemos que hacerlo nosotros, los ciudadanos.
Unirnos en un solo corazón para romper la inercia del pasado, el regreso del viejo PRI, y transformar la realidad nacional en una historia de éxito que repercuta a nivel mundial.
México como faro de luz del mundo.
Hay que demostrar que el compartir un acuerdo, común acuerdo entre ciudadanos libres, multiplica la energía para poder transformar en tiempo récord a todo un país. La unión eleva el Espíritu nacional. Y cambia la inercia de la historia.
El humanismo es lo contrario a la guerra. El humanismo, el amor por la vida, es el gran transformador.
LA PAZ SE HACE CON AMOR. LA ARMONÍA SE CONSTRUYE CON TOLERANCIA. Y LA SEGURIDAD CIUDADANA SE LOGRA ACABANDO CON LA IMPUNIDAD POLÍTICA. YO LO CREO.
De parte de un ciudadano más que cree en sí mismo.
Si estás de acuerdo, y así lo crees, ayúdanos a divulgarlo. Y a crear la red de ciudadanos unidos por amor a México: YO LO CREO.
Twitter: @SantiagoaPando
www.creerescrear.com
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