Empacar y desempacar libros, tus libros, es dar un repaso a tus diferentes etapas.
Los libros hablan de nuestro camino. Y de nuestras caras.
En mi caso, mi tesoro más grande, mi herencia para Daniel, son mis libros. Miles, o menos. O más, quien sabe.
MIs libros más viejos, son los de mi époa radical, donde el Che permeaba el pensamiento, Carlos Castañeda preparaba las pócimas mágicas y Bukowsky vomitaba sobre la cama el poema matutino.
Soy hijo del desenfreno, y la revolución de la conciencia.
William Blake fue el que me voló la cabeza a los 17 años con las bodas del cielo y el infierno. Neruda le puso palabras correctas a la rebeldía política. Y Regina, de Antonio Velasco Piña, me conectó al México profundo, donde la espiritualidad es la realidad.
Muy importante, la etapa erótica, donde la colección española sonrisa vertical pintó de rosa, y encaje, todo tipo de fantasías sexuales. De estos tiempos surgieron los libros Erotisa I y 2, de fotos y poemas que Tisa y yo publicamos. De colección, actualmente.
Y de culto, todavía, para nosotros.
Entre mis libros domina la editorial anagrama, española también, en cuanto a novelas y cuentos. Me gusta su estética y su contenido.
La belleza no está peleada con la verdad. Ni el amor con la paz.
Jaime Sabines es el poeta mayor del amor y sus cotidianidades. Coartazar, es el cuento perfecto. Y Paz y Borges, dos enormes referencias de la psicodelia poética.
Los libros son la ropa de la Casa del Árbol.
Está hecha para vestirlos. Y embellecerlos. En sus paredes igual lucen bien los clásicos, Savater, como los contemporáneos, Xavier Velaso. El Quijote de Cervantes le hace compañía a los libros de Osho. Nietzche desayuna con Kryon un té verde mariguana, como diría Sabina. Y todo se sincroniza, nada pelea.
El amor une, no divide.
Por ello, la casa prefiere los poemas a los dramas. Y le cree más a Jodorowsky que a Truman Capote, por ejemplo. O a Tom Wolfe. O a Aguilar Camín. O a Monsivais.
La Casa del Árbol es artista, no intelectual. Es pura, no purista.
Los libros hablan de uno, más que de sí mismos.
Santiago Pando
www.creerescrear.com
Los libros han sido mis aliados durante unos años de una gran transformación interior, en los que la biblioterapia ha sido una pieza fundamental. Gracias a ellos y a mi deseo de evolucionar, he podido percibir la vida desde una perspectiva más esperanzadora y transmitirlo ahora con mis palabras en mis propios libros.
ResponderEliminarLos libros deben ser útiles y conducir a la vida, escribió Hesse.
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Un abrazo