Todos tienen la razón, excepto yo, en cambio, yo los amo a todos por igual, dice el loco.
Amar al enemigo, ése es el camino de la locura. Reconociendo que el enemigo íntimo, y único, de cada quien es la razón. Hay que perderla para ganar el corazón.
El mundo de la razón se tambalea, se derrumba, colapsa.
Todos los sistemas de control basados en el miedo, se caen en estos tiempos dicen los Mayas. Y lo estamos viendo. El sistema político está en crisis total de credibilidad. El económico está quebrado. El Vaticano ya no sabe cómo detener su caída. La razón histórica, la que nos dividió entre buenos y malos y víctimas y culpables, está muriendo.
La serpiente simboliza el sistema de la razón. Es la ilusión de estar separados del Creador y de su creación.
Hoy la serpiente se está mordiendo su propia cola. La representación arquetípica de la transmutación, la alquimia, y el renacimiento.
Son tiempos de movimiento emocional. De mudanzas. De incertidumbres. Nada es lo que fue, todo es lo que es. La vieja lógica está agotada. Las respuestas se quedaron sin preguntas. La televisión ya no manda. Los políticos ya no tienen la razón. Los sacerdotes están, ahora ellos, en el banquillo de la inquisición.
Los que juzgaron están siendo juzgados.
Es el salón de los espejos de los Mayas. Donde logramos ver más allá de la ilusión de la razón. Donde nos reconocemos como espejos los unos de los otros. Es el tiempo de dar a luz.
Y México está dando a luz. Y se nace ensangrentado. Y hay miedo, violencia, contracciones, angustia. Nacer duele. Es lo natural.
Antes de nacer hay que asomarse al espejo que no queremos ver. El narco es el espejo de un sistema corrupto donde la impunidad reina. Y donde la política es vista como una guerra sin cuartel, ni principios. La realidad mostrándonos la podedumbre que se está lavando con luz pública.
Nacer es un proceso donde lo nuevo nace mientras lo viejo muere. Por eso nos duele, por los apegos de la razón. El amor es el desapego. Y todas las convulsiones tienen como objetivo que nos desapeguemos de tantas creencias falsas.
Como la creencia de que estamos separados los unos de los otros. O de que Dios está afuera de nosotros. O de que hay buenos y malos. O de que los políticos nos van a resolver nuestros problemas, o los sacerdotes nos van a salvar, o el dinero es el dios que todo lo puede.
La razón es un sistema de creencias, el corazón es el reino de la creación. Nacimos para crear y recrearnos, no para obedecer los dictados de la razón imperante.
Somos seres de luz, no racionales. Estamos unidos, no enfrentados. Más allá del bien y del mal está el amor incondicional.
Todos somos uno.
Nacer de nuevo es regresar al juego original de la vida, donde nadie pierde porque todos ganan. Jugar es compartir, no competir.
La vida es el juego de creer y crear.
Y uno que cree tiene el poder de transformar la serpiente en águila.
La serpiente emplumada.
Uno es el poder creador. Y todos somos uno.
El amor locura todo, dice el loco.
Santiago Pando
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