Cuando uno llega al borde del precipicio, como ahora, tiene dos opciones: hundirse por el peso de la razón, o recordar las alas que todos traemos y volar con la fuerza del corazón.
Estamos justo en ese momento, como individuos y como colectividad.
Sostener el peso de la razón es cada vez más insoportable: momento perfecto para aventarse al vacío. Libres, como el loco del tarot.
Creer en uno es desplegar las alas para elevarse por encima del sistema de la razón impuesta. Dejar de juzgar es descargarse de culpas ajenas. Hacerse responsable es quitarse de encima todo el peso del mundo de las apariencias. Agradecer el camino es prender de luz las cargas negativas de la espalda genealógica.
El amor es la levedad del ser. Ser amor o ser pesar. Esa es la encrucijada final.
@SantiagoPando
www.creerescrear.com
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