Política viene del griego, politikos, que significa ciudadano, civil, lo que concierne al reordenamiento de la comunidad.
Nos hicieron creer la realidad al revés: que la política era lo que no era ciudadano, para alejarnos y separarnos. Nos habían quitado el poder de crear nuevas y mejores formas de comunión, y reunión.
La política del amor es distinta a la de los políticos de hoy. La política, en verdad, nada tiene que ver con el odio. Ni con el egoísmo, la avaricia y la soberbia. Ni con la lucha de contrarios. Ni con la razón absoluta. Ni con el divide y vencerás.
La política del amor es compartir, no competir. Es corazón, no razón.
Es crear, no sostener. Es hablar con la verdad colectiva, no justificar la mentira oficial. Es construcción, no destrucción. Es honestidad y lealtad, no corrupción y traición. Es hermandad, no guerra.
Es unidad, no división.
La política del amor es abrazar al prójimo cual espejo nuestro. Somos opuestos, como el sol y la luna; como la noche y el día; como el hombre y la mujer; no contrarios.
La unión de los opuestos es lo que hace el poder ciudadano.
Ser ciudadano es hacer política. Y el amor puede ser la política de todos.
La única forma de amar, es amando. Siendo presente divino.
@SantiagoPando
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